lunes, 21 de septiembre de 2015

¿Quién es Mishelle..?
Mis padres me llamaron Mishelle, y así es como me he hecho nombrar todo este tiempo; y eso es algo que ha esta altura no puedo contrariar, y la verdad es que no tengo ni la más mínima intensión de dejar de serlo, es decir dejar de ser Mishelle, estoy orgullosa de ser quien soy la de cabello mediano ojos cafés familia funcional, y ser la hija menor, formar parte de una familia que no es como las que salen en los anuncios de pasta dental o las familias que están en los aparadores de alguna centro comercial; yo Mishelle, tengo una familia de verdad, de esas que curan la desesperación, que se esperanzan, enorgullecen y sufren, sufrimos a la par, de esas familias que con darte la mano te complementan.

Digo lo anterior porque, si tomaron la molestia de leer esto es con una bien y fijada razón, hacer de su exclusivo conocimiento acerca de que se, que es crecer con una enfermedad, una maldición o con una racha de mala suerte como podrían llamarle los pesimistas, pero a fin de cuentas siempre es pésima su opinión; hoy por hoy puedo decir que he tenido en esta vida la mejor lección que el Universo me pudo dar, la lección de agradecer la lección de amar la lección de despertar, la lección de estar encima de un árbol y sentir que puedo volar, agradecer cada parte y en conjunto de mi cuerpo, de cada pestaña, de cada lagrima, de cada trago de cada grano de sal que mi boca pueda probar, incluso he llegado a valorar el dolor, esa prueba grande que me recuerda que estoy viva que siento, que puedo, que puedo, que puedo. Y la pregunta obligada es: ¿que puedo qué? – y la respuesta obligada es: que puedo aprender a vivir o luchar con algo llamado Colangitis Esclerosante Crónica Especifica, o como yo prefiero llamarle; enfermedades raras que por que diablos debía de tener, que provocan sangrados, inflamaciones síntomas médicos infortunados, cambios físicos, cambios de ánimo, a tal grado de llegar a no conocerme, de mirarme al espejo y preguntarme si frente de mi sigue Mishelle, si es un regalo la enfermedad, una prueba o una experiencia más al bolsillo de vida, o tal vez Dios quizó que me esforzara a encontrar algo como pirata bajando de un barco buscando la marca de la X, mi familia y yo tuvimos la misión de encontrar algo no menos difícil; primero tuvimos que buscar una persona, segundo una persona con un hígado sano, tercero una persona con un hígado sano capaz de donar, cuarta una persona con un hígado sano capaz de donar y apta para donármelo.

Espero que en mi historia se vaya entendiendo que gira entorno a mi enfermedad, esa razón que no me dejaba dormir en las noches, que despertando me hacia llorar, y que aun sin llorar no podía controlar la tristeza y el dolor, un dolor tan profundo, imperante, presente, e inolvidable que he sentido. Lo peor es que eso dolor ni siquiera lo provocaba mi hígado y sus berrinches, o sus constantes huelgas laborales que me hacían enfermar, ese dolor venia de lo que veía, veía a mi familia, a mis hermanos a cuatro almas en casa que me consentían me querían pero no podían disfrazar que les preocupaba verme llorar, que aún sin verlos sufrían, les dolía y preocupaba pensar que me podía pasar, estoy con vida estoy despierta, animada y con libertad como mirlo en medio bosque y las alas levantadas, no se si me explico por que la verdad es que entre mas escribo menos me puedo explicar y me da gusto confundir al escribir, en especial confundir a la tristeza que en las mañanas me viene a visitar, escribo esto no por que quiera impresionar o volverme escritora, incluso no se si quiero conmover, lo que tengo en claro es que quiero escribir el cuento que conlleva larga brevedad ese cuento que se escribe con paginas de vida rumores de tinta y peldaños de tristeza como papel.

Debo decir que ver películas de gente hospitalizada recibiendo flores al despertar, esa escena que todos tenemos en mente donde hay una gerbera al lado del aparato respirador, deberian de ser cambiadas por el paciente pensativo y taciturno de noche, esa noche complice perpetua de mi amar, de mi sufrir de mi descansar, esas noches que me hacían pensar; ¿tendré al amor de mi vida?, ¿donde estará?, debo ver el mar saliendo de aquí, quiero ver el mar, quiero saber como funciona un saxofón, quiero aprender a cocinar, quiero gritar mas y callar menos, quiero sentir cada poro, cada segundo, cada abrazo, cada beso, quiero vivir, quiero crecer, quiero sanar, quiero estar bajo la luz que la ventana del hospital dosifica como una muralla. Bajo la mirada veo la cobija color nube veo mis piernas, me recuerdan el ballett y cuanto amo el ballet, nunca quiero dejar de bailar y tampoco dejar de caminar por placer y no por complacer a los demás con los pasos que llegue a dar , esta rutina de vida intranquila síntoma de impaciencia, me hace pensar que nunca había deseado tener cerca un bisturí.

Son las tres de la mañana y empieza a sonar el despertador de la inspiración, creo que es hora de querer lo que hago mas que hacer lo que quiero, me confundo me impaciento, en la escuela nunca te dicen prepárate para cuando te tengan que operar, cuando haces un amigo nadie te dice valoralo te va ha hacer falta alguna vez en la madrugada y querrás decirle, que el listón que llevaba en su cabello era bonito y que te disculpas por no decirle a diario cuanto valoras su amistad, nunca te preparan, mucho menos te avisan que cuando alguien te pregunta ¿quieres ser mi novia? y la respuesta es si, se refiere a si te extraño, si me haces falta, si quiero seguir luchando, si me acuerdo de ti; sigo pensando ya no son las tres son las cuatro o a penas serán las dos, no lo se es de madrugada eso es claro, la verdad es que cuando sabes que tu vida depende de la vida de otro el tiempo es lo que menos importa lo que importa es con quien decides dejarlo pasar; estoy vestida con una bata de hospital pero yo veo que combina, combina con el tono de mis deseos por ejemplo el deseo de seguir viviendo, de renacer, y he aprendido que cuando estas en una cama de hospital con los ojos húmedos como si unos dedos de agua hubiesen acariciado las pupilas, deseando tener suerte que el transplante que esta por llegar me permita renacer, estar consciente de lo bendito que es estar viva, y no dejar la gratitud ni la conciencia en el pasillo mas largo que guarda la casa de la memoria. 
Tengo que decir que si se enteraron de esta especie de cuento es por que mi operación ha pasado, pero mi vida bonita esta por empezar... ya amaneció.
Gracias.